29/9/11

¿Cómo no comprender tu dolor?

¿Cómo puede ser posible que no entienda tu dolor? Si lo abarco en mí aunque no te vea, lo acojo entre las costillas y lo apuñalo con el esternón para impedir que te dañe. Le dejo arrancarme el corazón para que el tuyo sobreviva a los vaivenes de la soledad sin amor, del desprecio ajeno, de las puñaladas recibidas a través de los años, de esas miradas de soslayo que no significaban nada más que miedo o desconocimiento pero que crucificaban tu sonrisa y bajaban tu rostro al desdén o a la miseria espiritual, esas palabras que fueron acorralando tu voz contra el fondo de una caverna de llanto y oscuridad , enrejada por tus cuerdas vocales.

¿Cómo ha llegado a tu mente el convencimiento de que ignoro tu ausencia? El frío tacto de tu vacío va caminando por mi corazón. La angustia de no verte, la tristeza de sentir que no volveré a recorrer tus ojos ni recortaré la distancia que se parapeta entre nosotros.  Tu sonrisa, tan dulce, simpática y cariñosa será regalo para otros corazones. 

Mi castigo es haber sido yo la autora del delito. Como estatua de sal, permanezco en mi sitio mientras el tiempo sopla sobre mi talla y va erosionando, poco a poco,  la ropa, la piel, el cabello. Soy incapaz de moverme y permanezco a la expectativa de tu perdón. Quizás no llegue nunca,  y sea esta sentencia la pena que me aguarda para el resto de mi vida. 

Pero también es posible que un rayo de tu estrella azul, aquella que me regalaste y de la cual guardo, en una bolsa, polvo cósmico, vuelva a brillar. Esa bolsa ayuda a que la vida permanezca en mi pecho y no se mustie la rosa que conservo en mi corazón, sólo para ti y el diamante que, tan bellamente, hemos ido puliendo a lo largo de este tiempo. 

¿Puedo pretender que conservar tu dolor para salvaguardar tu felicidad me ayude a que, alguna vez, asomen tus ojos  a esta humilde casa?   El castigo de Venus por haberte ignorado se ha materializado en tu ausencia y ahora, como siempre suele ocurrir cuando se va o desaparece lo que más queremos, ahora sí puedo decir que soy - quizás aún soy - o he sido amada aún sin merecerlo.

Por eso no sólo te dejo mis rosas sino que en cada pétalo, va escondido un beso.

Ei jardín de pétalos ocultos está abierto, sólo para ti. 

Y por ti, será magnificado el cielo. 






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